Domingo Zarzo: “La minería aún no es consciente del potencial que tiene la extracción de determinados elementos de la salmuera”

Reporte Minero

Actualmente la minería ocupa el 85% de la capacidad de desalación disponible en Chile, por lo que este campo sigue avanzando y encontrando nuevas formas de ser más sostenible. Además de ser una fuente de agua que contribuye a la seguridad hídrica, busca ir más allá, integrando en un futuro la “minería de salmuera”.

La minería de salmuera, también conocida como “brine mining”, es un proceso que se lleva a cabo para recuperar varios productos presentes en la salmuera, generada como subproducto en las plantas desaladoras. “Dado que esta salmuera contiene una concentración significativa de sales y otros minerales, puede ser una fuente potencial de recursos si se gestiona adecuadamente”, explica Humberto Díaz, Biólogo Marino de la Universidad de Valparaíso, PhD. en Ingeniería Química de la Universidad de Chile y Universidad de Manchester (UK).

Los principales productos que se pueden extraer de la salmuera y que poseen investigación preliminar, son el cloruro de sodio, el cloruro de potasio, el sulfato de magnesio, el sulfato de sodio, el bromuro de sodio y el litio. Además, se pueden encontrar trazas de otros minerales como el calcio, el boro o el estroncio.

Domingo Zarzo, director de Innovación y Proyectos Estratégicos de Sacyr Agua, destaca que “la obtención de estos productos lo que trata es aplicar los conceptos de la economía circular a la desalación y por tanto incrementar su sostenibilidad, aunque adicionalmente haya una valorización de productos que puede rentabilizarse”. A esto añade que “el sector del agua y la industria minera no han confluido todavía para aplicar los conocimientos de cada uno para hacer posible la valorización de sales y productos químicos de las salmueras, que junto con la producción de energía a partir de los gradientes salinos de las salmueras, redundan en el incremento de la sostenibilidad de la desalación y puede contribuir a la reducción del precio de agua desalada si se obtiene un rendimiento económico de estos procesos”.

En Chile, BHP lanzó, junto a Expande y Fundación Chile, el Global Water Challenge centrado en 5 desafíos que comprendían la reutilización de salmuera y la extracción de cloruro de sodio, entre otras sales y minerales. Un acercamiento similar tuvo en Chile Ebb Carbon, start-up americana que desarrolló una tecnología para separar la salmuera en subproductos comercializables en la minería y un precipitado alcalino que incrementa la capacidad de captura de carbono de los océanos. Otra iniciativa similar, con un enfoque de economía circular, está llevando adelante Bentevo en Arica a través de un sistema integrado de agricultura salina y acuicultura que aprovecha la salmuera para cultivar plantas y especies marinas que toleran altas concentraciones de sal, generando alimentos y productos de alto valor.

Si bien los expertos coinciden en que aún es una industria emergente a nivel general, Rafael Palacios, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Chilena de Desalación y Reúso, ACADES, comenta que en “países como Israel, Estados Unidos, Australia, China, España y Arabia Saudita lideran la investigación en minería de salmuera. Existen muchos proyectos de I+D y algunas plantas pequeñas que aún no alcanzan escala industrial. En España, por ejemplo, Acciona, en colaboración con el Centro Tecnológico LEITAT, lidera el proyecto MINERALS de extracción selectiva de elementos de alto valor contenidos en la salmuera del proceso de desalación. Y en Arabia Saudita, la SWCC o ahora SWA (Saudi Water Authority) está licitando para este año la extracción de minerales de la salmuera producida por la planta de Jubail, la más grande del mundo con una capacidad de 1 millón de m3/día de agua desalada”.

Respecto a las regulaciones futuras que pueda tener la instalación de este proceso en el país, Díaz considera que una regulación futura debería enfocarse en minimizar el impacto ambiental y promover el uso de tecnologías avanzadas para gestionar la salmuera de forma responsable. “La clave estaría en establecer estándares claros que garanticen la seguridad y calidad de los minerales extraídos, al tiempo que se mitigan los posibles efectos negativos sobre el medio ambiente”, indica.