Desalación en pequeña y mediana escala: una solución para el abastecimiento rural

País Circular

En Chile, el país con mayor capacidad de desalación en América Latina, la industria minera utiliza el 85% del agua desalada disponible, lo que ha impulsado importantes avances tecnológicos. En los últimos años, sin embargo, esta tecnología ha comenzado a adaptarse para cubrir necesidades más pequeñas y locales.

Keepex, por ejemplo, desarrolla sistemas de modulares de desalación que suministran a comunidades rurales y costeras a través de plantas que pueden producir hasta 7.500 litros de agua potable por día, caudal suficiente para abastecer a unas 50 personas. Estos sistemas pueden utilizar tanto agua de mar como pozos salobres. Keepex ya cuenta con más de 160 instalaciones de este tipo, mayoritariamente en artefactos navales de la industria salmonera, distribuidos entre Puerto Montt y Punta Arenas. “Los sistemas de desalación de la empresa están diseñados para optimizar el consumo de energía y reducir la huella de carbono evitando impactar al medio ambiente. Esto se alinea con las metas globales de desarrollo sostenible y refleja un compromiso con el bienestar a largo plazo de las comunidades a las que sirve”, explica Matías Larraín gerente de proyectos de Keepex.

Simtech, por su parte, ha desarrollado plantas modulares, conocidas como SIMBOX, capaces de producir hasta 1000 m³ por día. Estas plantas ya se han instalado en distintas regiones de Chile, desde Arica y Parinacota hasta el Maule, para usos tanto industriales como comunitarios. “Un ejemplo es la planta en Los Mandarinos, que ha logrado proveer agua potable a una comunidad local, mostrando que la desalación en pequeña escala es una solución viable para el abastecimiento de agua en zonas rurales”, destaca Claudio Salas, gerente general de Simtech.

Ambas empresas han desarrollado tecnologías que optimizan el consumo de energía y mejoran el rendimiento de las membranas de ósmosis inversa, reduciendo significativamente los costos de producción de agua desalada, permitiendo que la desalación sea cada vez más accesible para pequeñas comunidades y negocios.

A nivel mundial, también existen ejemplos de desalación para usos locales de pequeña y mediana escala. Uno de ellos se encuentra en la Isla de Capraia, Italia, que cuenta con una desaladora mediana que produce aproximadamente 100 m³ de agua potable al día. Gracias a esta planta, la isla dejó de depender de los barcos cisternas, manteniendo seguro el suministro y permitiendo recuperar el turismo que, debido a la mayor cantidad de visitas en temporada alta, ponía en jaque el abastecimiento hídrico. También, en Shirahama, Japón, opera una planta que suministra agua potable a la comunidad costera con una capacidad de 250 m³ diarios. Es una de las plantas pioneras en Asia en usar energía renovable solar y eólica para alimentar los procesos de ósmosis inversa. Otros ejemplos se encuentran en Sudáfrica, Qatar y Estados Unidos, entre otros.

“Con el cambio climático y la creciente crisis hídrica, la desalación en pequeña escala se perfila como una solución sostenible y adaptable para producir agua potable para el consumo humano, y también para abastecer a pequeñas industrias de manera eficiente, habilitando el desarrollo de comunidades rurales aisladas”, asegura Rafael Palacios, vicepresidente de la Asociación Chilena de Desalación y Reúso.