La decisión de Colbún de suspender el desarrollo del proyecto de almacenamiento de energía Central de Bombeo Paposo, con una inversión de US$ 1.400 millones, sigue en el debate. Considerando que la iniciativa cuenta con una planta desaladora, la Asociación Chilena de Desalación y Reúso (Acades) abordó el caso.
Según su vicepresidente ejecutivo, Rafael Palacios, lo sucedido “es grave, porque revela las complejidades administrativas que nada tienen que ver con la evaluación ambiental de proyectos, y que terminan decidiendo su suerte”. “La resolución de término anticipado del SEA de Antofagasta, primero, y luego -majaderamente- el rechazo de la reposición de la empresa, demuestran las fallas que tiene el SEA como garante de la capacidad técnica del SEIA para evaluar proyectos. Fallas que son atribuibles a un estatuto administrativo que permite que los funcionarios actúen en base a intereses o convicciones personales sacrificando muchas veces la concreción de los objetivos que el propio país se ha planteado”, aseguró a DF.
Sostuvo que Chile debe recuperar la senda de crecimiento apalancándose en proyectos como éste, “que no pueden quedar a merced de las vicisitudes y arbitrariedades de funcionarios escudados en un régimen de empleo público que no entrega las herramientas necesarias para gestionar adecuadamente el aparato estatal”. Sobre si lo sucedido desalienta a la industria que representan a impulsar iniciativas, fue claro: “Sin duda. Cada vez más los proyectos que ingresan al SEIA reciben amenazas de términos anticipados como el de Colbún, que no guardan ninguna relación con la calidad y completitud de los EIA presentados, desvirtuando una herramienta útil como el IRE para ser utilizada con otros fines. La señal es pésima (…)”.
Y añadió: “En el sector desalación y reúso de aguas residuales, como en muchas otras industrias, aún existe interés en invertir en Chile, pero lógicamente estamos arriesgándonos a que se prioricen otros mercados cuando ocurren situaciones como éstas”.
